St. Paul tells us, “In all circumstances give thanks, for this is the will of God for you in Jesus Christ.” Giving thanks is not a feeling but an act of the will, an action. Feelings simply arise within us and are passive. Thus, our God commands us not to a feeling, not to an emotion, but to an action, to a doing. And in making such a demand for action, He invites us to give thanks as a choice of our will. And it is in making this choice for gratefulness that one’s heart—no matter the mess we are wading through or the gift we are waiting for—expands. And it is when one fails to make this choice that one’s heart becomes constricted, void of tenderness, love, and forgiveness. Therefore, use this beautiful season of Advent to choose to give thanks to God, even for some of the difficulties that you may be experiencing. For in this thankfulness, you will receive the additional gifts of patience and understanding. St. Augustine tells us that God may delay in answering our prayers because our hearts need to be better prepared to understand and receive God’s gifts. We look patiently for the goodness that we have received so that we can move onward towards others and upwards towards heaven. In the words of St. Mother Teresa, “Mark the season of Advent by loving others with God’s own love and concern.” And we do this by making the choice to give thanks!
Msgr. Geno Sylva
Rector
Adviento: Un Corazón que Espera Puede Ser un Corazón que se Expande
San Pablo nos dice: “Den gracias en toda circunstancia, porque esta es la voluntad de Dios para ustedes en Cristo Jesús.” Dar gracias no es un sentimiento, sino un acto de voluntad, una acción. Los sentimientos surgen dentro de nosotros de manera pasiva. Por lo tanto, nuestro Dios no nos manda a tener un sentimiento ni una emoción, sino a realizar una acción, a actuar. Y al hacer tal demanda, nos invita a dar gracias como una elección de nuestra voluntad. Y es al tomar esta decisión de gratitud que el corazón de uno—sin importar el caos que atravesemos o el regalo que esperemos—se expande. Y es cuando uno no toma esta decisión que el corazón se contrae, careciendo de ternura, amor y perdón. Por lo tanto, aprovechemos esta hermosa temporada de Adviento para elegir dar gracias a Dios, incluso por algunas de las dificultades que podamos estar experimentando. Porque en esta gratitud, recibirán los dones adicionales de paciencia y comprensión. San Agustín nos dice que Dios puede retrasar la respuesta a nuestras oraciones porque nuestros corazones necesitan estar mejor preparados para entender y recibir los regalos de Dios. Busquemos pacientemente la bondad que hemos recibido para que podamos avanzar hacia los demás y hacia el cielo. En las palabras de Santa Madre Teresa: “Marca la temporada de Adviento amando a los demás con el mismo amor y preocupación de Dios.” Y hacemos esto tomando la decisión de dar gracias. Mons. Geno Sylva Rector