The Mission of the New Evangelization: To Be Instruments of Mercy
I’ll never forget the day. It was August 12, 2014 and I was serving as the English Language Official on the
Pontifical Council for the Promotion of the New Evangelization at the Vatican. The President of our
Pontifical Council, Archbishop Rino Fisichella, called all of the Officials into his office to share with us the big news, information so important that it had to be kept under the Pontifical Secret: There was going to be an
Extraordinary Holy Year, a Jubilee of Mercy! And, it was going to be our Office that would be responsible for organizing it for the Holy Father and the Church. As our planning began, we quickly realized that the Holy Father wanted this Jubilee to be different than any other of the 28 which had preceded it. It would be the first Jubilee to celebrate an attribute of God and to be celebrated not only in Rome but in all of the Local Churches around the world—in the nursing home, in the jail cell, in the hospital, in the street… Thus, each major event to be held in Rome would be an example for what could be celebrated all around the world. The Pope’s desire was to gather particular groups of people—catechists, children, priests, deacons, prisoners, those who suffer, disabled, ill, police, and so many others—in order to help them gaze “
even more attentively on mercy so that they may become a more effective sign of the Father’s action in the world.”
But why did the Holy Father select the
Council for New Evangelizationto lead the Jubilee of Mercy? It was during one of these events held in Rome,
the Jubilee for ill and those with disabilities, that it all made sense. Amidst the beautiful faces and joyful spirits of those whose bodies were broken, I realized how Pope Francis was making Mercy—Divine Mercy—the next stage in the Church’s mission of the new evangelization. In continuity with St. John Paul II and Pope Benedict, it would be through mercy that the one and the same Gospel from the beginning would be proclaimed with new enthusiasm and great joy.
Friends, God is Love. Love is
not what God does but
it is whoGod is. God is love. And it is mercy which is the concrete and the active expression of our God who is love. Love in action is mercy and it is mercy which is
the ultimate and supreme act by which God comes to meet us. And it is here that we come to understand the very mission of the Church:
“Mercy is the very foundation of the Church’s life… Mercy is the force that reawakens us to new life and instils in us the courage to look to the future with hope”(Pope Francis). It is here that we see that for Pope Francis the mission of the new evangelization—of reawakening people to love, faith and hope—is carried out by being merciful and by doing merciful acts:
“Mercy is the bridge that connects God and man, opening our hearts to the hope of being loved forever despite our sinfulness.” May we take up the charge to be evangelizers and instruments of Divine Mercy!
La misión de la Nueva Evangelización: Ser Instrumentos de la Misericordia
Nunca olvidaré ese día, era el 12 de agosto de 2014 y me desempeñaba como Oficial de Idioma Inglés en el
Consejo Pontificio para la Promoción de la Nueva Evangelización en el Vaticano. El presidente de nuestro Consejo pontificio, el arzobispo Rino Fisichella, convocó a todos los funcionarios a su oficina para compartir con nosotros una gran noticia, información tan importante que tenía que mantenerse bajo el secreto pontificio: tendríamos un
Año Santo extraordinario, ¡un Jubileo de la Misericordia!Y, seria nuestra Oficina la responsable de organizarlo para el Santo Padre y la Iglesia. Cuando comenzó nuestra planificación, nos dimos cuenta rápidamente de que el Santo Padre quería que este Jubileo fuera diferente a cualquier otro de los 28 que lo habían precedido. Sería el primer Jubileo en celebrar un atributo de Dios y en celebrarse no solo en Roma sino en todas las Iglesias locales de todo el mundo: en ancianatos, en la celda de la cárcel, en el hospital, en la calle ... Así Cada evento importante que se celebrará en Roma sería un ejemplo de lo que podría celebrarse en todo el mundo. El deseo del Papa era reunir a grupos particulares de personas (catequistas, niños, sacerdotes, diáconos, prisioneros, personas que sufren, discapacitados, enfermos, policías y muchos otros) para ayudarlos a mirar "
con más atención la misericordia para que pueden convertirse en un signo más efectivo de la acción del Padre en el mundo ". Pero, ¿por qué el Santo Padre seleccionó el Consejo para la Nueva Evangelización para dirigir el Jubileo de la Misericordia? Fue durante uno de estos eventos celebrados en Roma, el Jubileo para enfermos y discapacitados, que todo tuvo sentido. En medio de los rostros hermosos y los espíritus alegres de aquellos cuyos cuerpos estaban rotos, me di cuenta de cómo el Papa Francisco estaba haciendo de la Misericordia, la Divina Misericordia, la siguiente etapa en la misión de la Iglesia de la nueva evangelización. En continuidad con San Juan Pablo II y el Papa Benedicto, sería a través de la misericordia que el mismo Evangelio desde el principio se proclamara con nuevo entusiasmo y gran alegría.
Amigos, Dios es amor. El amor no es lo que Dios hace, sino que es quién Dios es. Dios es amor. Y es la misericordia la expresión concreta y activa de nuestro Dios que es el amor. El amor en acción es misericordia y es la misericordia el acto supremo por el cual Dios viene a nuestro encuentro. Y es aquí donde entendemos la misión misma de la Iglesia: "
La misericordia es el fundamento mismo de la vida de la Iglesia ... La misericordia es la fuerza que nos despierta a una nueva vida y nos infunde el valor para mirar el futuro con esperanza". " (Papa Francisco).Es aquí donde vemos que para el Papa Francisco la misión de la nueva evangelización, de despertar a la gente al amor, la fe y la esperanza, se lleva a cabo siendo misericordiosos y haciendo actos de misericordia: "
La misericordia es el puente que conecta a Dios y al hombre. abriendo nuestros corazones a la esperanza de ser amados para siempre a pesar de nuestra condición de pecado”. ¡Que tomemos la oportunidad de ser evangelizadores e instrumentos de la Divina Misericordia!